El periodista Antonio Baños acaba de publicar "La rebelión catalana" un libro donde afirma que uno de los motivos por la independencia "es para que desaparezca CiU". Durante la entrevista concedida a e-notícies ha asegurado que "los convergentes se verán abocados a fundar, si quieren, un partido de derechas, sin la excusa madrilenyista y sin momias envueltas en banderas o estelades."
- ¿En casa eran los que gritaban: "Viva, viva, viva Catalunya socialista"?
Los padres me enseñaron que en casa no se grita. Eran pisos pequeños, aquellos ... Pero sí recuerdo aquel octubre del 82 con infantil alegría y con una ilusión que hoy se ve muy inocente. El PSC-PSOE tiene, creo yo, el mayor peso de culpa del derrumbe de la España del 78. Podrían haberlo cambiado todo de verdad y sólo se atrevieron mover los muebles de lugar. Lástima.
- ¿Era federal, pues?
Sí, los de Pi y Margall, Rovira o la tradición confederal de los libertarios, eso sí. Pueblos libres que libremente acuerden su relación. Pero lo que se confeccionó el 78 era un estado unitario, descentralizado que es justo lo opuesto, política y moralmente, a un estado federal. Durante el autonomismo se creía que la situación catalana era sólo un punto de salida, nunca unos máximos a recortar. Pero esta cruda realidad quedó patente con el estatuto, sin nombre, de 2006.
- ¿Qué les hacía creer que Catalunya iría mejor agarre del brazo de España?
En casa no ha sido un tema de mucha conversación. Y como no tengo hermanos, siempre he vivido la reflexión política recluido en mi cuarto. Y illo tempore, nacido en 1967 porque me ubiquen, bastante pena teníamos con el pujolismo, Ferrusola poniendo el césped del Nou Camp, la decadencia felipista, Sangtraït y tener a Rahola como referente independentista.
- ¿Defiende la independencia de Catalunya únicamente por un tema económico o qué le ha hecho cambiar de pensamiento?
El económico es un argumento coyunturalmente importante pero en ningún caso definitorio. Tengo fe en la libertad de los pueblos, no en su PIB. Para mí, lo básico es el tema de la soberanía. Somos una nación, un pueblo, una comunidad política. Y por eso tenemos todo el derecho a construirnos las estructuras políticas que queramos cuando queramos. Y se acabó lo que se daba. Hasta ahora estábamos dentro del Reino y si mañana no estamos porque la gente lo quiere, tal día hará un año. Este debería ser el motivo: la recuperación de las libertades. O dicho de otro modo: destituir el poder que hicimos ceder al 77 y que nos ha llevado hasta aquí. Y recuperar la soberanía popular para constituir otro poder. Esta demanda, lógicamente, se ha visto como justa y buena bajo la evidencia de los múltiples expolios a los que el Reino nos tiene sometidos.
- ¿Usted tiene abuelos de fuera. Si lo hicieran elegir entre Cataluña o España, lo tendría claro?
Hace casi veinte años que no tienen el placer de seguir la política catalana, pobres. Lo que no veo, en ninguno de los dos sentidos, es qué importancia tienen los abuelos en la filiación política de una persona, más allá de los términos íntimos de la educación sentimental. El abuelo de José María Aznar fue falangista y el neto es un perfecto demócrata. A no ser que uno crea en la nobleza de sangre, en lo de los Montescos y Capuletos y otros HEMOFILIA identitarias. El ciudadano sólo rinde cuentas a su conciencia ya sus conciudadanos, no a la etnia. Y un catalán lo es por voluntad y ciudadanía no por linaje.
- ¿Podrían entender que prefiriera una Catalunya independiente?
Lo que sí les costaría entender son las APPS del Android, eso sí. Eran de otro siglo. De lo que estoy seguro es que mi abuelo materno lo que no entendería y no admitiría es que no hubiéramos declarado hace tiempo una huelga general revolucionaria hasta la caída del régimen.
- Realmente, ¿los catalanes creen que el castellano es una herramienta que se está imponiendo desde el Estado enemigo?
Desde el momento que el estado, espiritualmente monolingüe del Reino de España, no quiere ni siquiera aceptar la oficialidad del catalán en Europa, es evidente que el catalán les molesta. Somos un molesto exotismo. Un precio a pagar, un lastre. Y se puede pensar, del Principado estando, que la potencia del castellano por sí misma sumada a la acción deliberada del Reino, es un peligro para nuestra lengua. Un estado catalán libre y maduro llevará, estoy seguro, la anulación de estos clichés y temores.
- En el libro explica que uno de los motivos por la independencia es para que desaparezca CiU. Cuéntenos esto ...
La función histórica de CiU durante el autonomismo ha sido "defender Cataluña en Madrid". Si usted saca la palabra Madrid del algoritmo, el sentido político de la coalición se desvanece. Porque, para defender Cataluña, que no pasen ansia que ya lo haremos todos los catalanes. Fuera de la República Catalana nadie debería defender, excepto de nuestros representantes en Eurovisión. Y así, los convergentes se verán abocados a fundar, si quieren, un partido de derechas, sin la excusa madrilenyista y sin momias envueltas en banderas o estelades. Y veremos qué ya quién representan exactamente y qué quieren hacer con los recursos de los catalanes.
- El tema identitario siempre ha estado relacionado con catalanismo, ¿pero ahora también lo está con el españolismo?
El tema de la identidad española ocupa muchos volúmenes desde, más o menos, cuatro siglos: Gracián, Jovellanos, Américo Castro, Robert Graves, Unamuno, Ortega y Gasset, Aznar, Cañas ... El problema de la identidad española incluso tiene entrada propia en la wikipedia. El tema identitario es, de hecho, equitativamente universal. En Francia los debates sobre la identidad son terriblemente vivos y dan peligrosos réditos electorales como el Frente Nacional. Habermas y lo que es la identidad alemana fueron motivo de debate y polémica en los ochenta y noventa. La britishness y la identidad postimperial planearon como tema sobre los actos de los Juegos Olímpicos de Londres del año pasado.
¿Y el catalanismo?
El catalanismo siempre ha estado en sintonía con las diversas interpretaciones y corrientes europeas sobre lo que es la identidad colectiva y sus expresiones políticas. Desde la visión romántica de un Prat de la Riba, la republicana de un Rovira i Virgili o las reflexiones contemporáneas de un Rubert de Ventós, el catalanismo ha esforzado en encontrar partes, las ideas más útiles para acomodar nuestra realidad de nación sin estado dentro de un mundo de Estados-nación. Lo que pasa es que el problema del "quién soy?" Aflora siempre en momentos de crisis, también en el caso de los individuos. Ahora la España setantavuitesca, como dice en Graupera, agoniza y se pregunta sobre quién es y cómo es que ha fracasado. Es normal.
- Su libro lleva como título "La rebelión catalana". Quien debe protagonizar esta rebelión?
La gente catalana. Con sus instituciones, claro, que para eso están.
- Muchos de los procesos independentistas han venido por una desobediencia. ¿Catalunya debe hacer lo mismo?
De hecho, todos. Ninguna legalidad, bueno, casi ninguna, reconoce y prevé su superación. Toda transformación, artística, científica o política, viene de un acto de desobediencia como ya demostró en Thomas S. Kuhn. Desobedecer es una forma de política muy refrescante, sana y estimulante. No es violenta, es cívica y comunal y se puede hacer en familia, en el trabajo, en la calle y en manga corta. Los catalanes desobedecer la legalidad española con firmeza y ternura en un proceso destituido que ya se ha puesto en marcha. Y luego, empezaremos un proceso constituyente y la construcción de una República nueva, incluyente y justa. Ep! Si todo sale bien, claro.
- ¿Y las leyes?
Las españolas? Los ciudadanos del Reino. Nosotros haremos nuestras, nuevas de trinca. Y con el pueblo vigilando de cerca, no como la Constitución Española, que fue supervisada y mutilada por militares y franquistas vestidos de demócratas.
- ¿España está jugando mal sus cartas?
Prefiero hablar de España. Es quien siempre ha jugado con nosotros, de hecho. Ahora empieza a ver que se encuentra en una partida diferente. Hasta ahora, y como siempre, jugaba al mus. Por eso siempre hablan del "órdago" independentista o del "envite" soberanista. No se habían equivocado de cartas, se equivocaban de juego. Aunque piensan que se trata de una especie de juego de escondite donde, todo neutralizando en Mas, la partida termina. Pruebas que no estemos jugando a la butifarra y lleven una sorpresa, cuando sea demasiado tarde.
Entrevista de Mireia Giné