Una de las cosas buenas del proceso -alguna hay- son los artículos de Miquel Giménez (Barcelona, 1959) en Voz Populi o en El Mundo. Miguel Giménez no es periodista, es un contador de la verdad. Algo como una notario de la realidad. Quizá por eso no lo invitan a TV3 y en cambio sí que lo llaman de La Sexta. Y, por cierto, antes de que algunos se hicieran ricos con el humor político, él ya lo inventó en 'El jardí de los bonsais', un espacio radiofónico con Luis del Olmo.
- ¿Oiga, y usted por qué no va TV3? En el FAQS lo haría muy bien.
No voy por diversas razones, aunque la primera sea obvia: jamás me han invitado. Por otra parte, es un programa con un planteamiento erróneo, empezando por su propio nombre, ya que, vista su línea, en lugar de FAQS debería llamarse FAKES. Y, no en última razón, no iría porque no me apetece ser el cristiano anti separatista arrojado a los leones. Si quieren ver sangre, que se corten las venas. Por cierto, lo produce Buenafuente.
- Me acuerdo de un artículo suyo -de septiembre del 2015- en el que ya denunciaba que hay listas negras en Catalunya, sobre todo en los medios públicos.
Es una vieja tradición. Los cesantes, que describía Larra, se han reencarnado en presentadores de informativos, productoras, caras populares. Cada partido tiene su cuota de aspirantes al abrevadero audiovisual. Como el nacional separatismo siempre ha cortado el bacalao, incluso con los Tripartitos, las listas negras pujolistas siguen vigentes. Excuso decirle que un país que no cuenta en su televisión pública con personas de la talla de Gregorio Morán, Manuel Trallero o Joan de Sagarra está completamente perdido.
- No se queje. A López Tena tampoco lo invitan.
O a Santiago Espot, ambos independentistas honestos. Mire usted, amigo Rius, aquí lo que prima es el seguidismo a esa neo convergencia que está tan lejos de querer la república como cualquier constitucionalista. Con cuatro décadas en el poder, si hubiesen querido, ya la habrían proclamado. Y no me refiero al gatillazo de Puigdemont. Desengáñese, esto del proceso es cosa de algunos burguesitos que lo único que pretenden es vivir a cuerpo de rey con todo pagado.
- En el fondo han construido una realidad paralela. La mitad del país no existe o no aparece en TV3.
Ese es el problema, porque hay una mitad que no la ve, aunque la pague, y otra que la ve y la paga, pero como paga un enfermo el opiáceo que precisa para poder funcionar. No encuentro diferencia entre TV3 y los paraísos artificiales de la droga. Sus actuales directivos y profesionales que están entregados a la causa son traficantes con el peor de los estupefacientes: la ilusión de hacer creer a un buen número de personas que sus ensoñaciones son reales.
- ¿Esto del proceso cómo se arregla? Mejor dicho: ¿tiene arreglo?
Josep Pla decía que el catalán era un perfecto español al que le habían insistido en que fuese otra cosa. La doctrina nacionalista es omnipresente, totalitaria, nada escapa a su control. Hay generaciones de escolares que han sido instruidos en esa mitología ¿tienen solución? No, pero eso le viene de perlas tanto a las élites de aquí como a las de allí. Separatistas y separadores se necesitan, se complementan, se buscan. Porque mientras se habla de banderas no se habla de salarios.
- ¿Llegaremos a las manos? Bueno, de hecho, ya hemos llegado. Acuérdese del entonces primer secretario del PSC, Pere Navarro, que lo atizó una señora antes de la primera comunión de una sobrina en Terrassa. Leí crónicas de digitales que parecía que él se lo había inventado
Exactamente, ya se ha llegado a ese gravísimo punto, aunque, por fortuna, todavía sin víctimas mortales. Pero estamos en un punto preocupante: normalizar que le rompan la nariz a un edil de Ciudadanos, como el otro día en Torroella de Montbui, para que luego salga el alcalde de ese pueblo y no lo condene. Es decir, si la violencia va dirigida contra los que no son de los míos, me vale. Cuidado con esto, tenemos el ejemplo de Euskadi aún muy cercano.
- Montilla también tuvo que salir por piernas de la manifestación contra la sentencia del Estatut y era el presidente de la Generalitat.
Montilla, como todo el PSC, juega al atenttisme, cuando no en favor del separatismo, creyendo que así recuperarán el poder político que perdieron. Ese buenismo oficial, que enmascara una vocación sectaria porque, a la que pueden, empiezan a exigir cordones sanitarios en un momento de máxima emergencia política, social y de país, me parece francamente vergonzoso. Sinceramente, la social democracia no es eso.
- ¿Pero cree que habrá sangre? ¿Habrá algún muerto?
Eso me preguntan muchas veces y yo espero y deseo que no, aunque hay otras cosas que han sido asesinadas en Cataluña. La convivencia, la economía, la relación fluida entre partidos, la confianza que se tenía en que nuestra tierra era un lugar óptimo para invertir, para desarrollar proyectos. Todo eso ha muerto, incluso, si me apura, la autonomía en sí misma. No deja de ser históricamente relevante que hayan sido los separatistas quienes se hayan cargado el sistema autonómica catalán
- Cuando Marta Rovira dijo aquello de los muertos yo creo que la traicionó el subconsciente. Hay una parte del independentismo que está convencido que la independencia bien vale una guerra corta. Sobre todo, cuando los muertos no son tus hijos.
Ahí tiene usted las alusiones de Quim Torra a la vía eslovena. Ahora bien, más allá del terrorismo, ¿usted ve a la señora Artadi en plan Pasionaria, arengando a la juventud antes de partir hacia el frente? ¿O a Rufián batiéndose el cobre en una trinchera? No. Son separatistas de modalidad pizza: que se la lleven a casa, que esté calentita y que, encima, les salga gratis. Ningún sacrificio, ningún riesgo. Rovira en Suiza, con Gabriel; Puigdemont y unos pocos en Bélgica. Poca barricada
- ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿Qué ha fallado? Los catalanes teníamos fama de serios.
Ha fallado la pseudo izquierda catalana, que, de Obiols a Iceta, del inmortal Ribó a Álvarez, nunca supo plantarle cara al nacionalismo. Han fallado los dos partidos nacionales, a los que les era más cómodo pactar con el pujolismo que combatirlo. Ha fallado el Estado, que ni supo ni quiso tomar cartas en el asunto. Y hemos fallado los catalanes, empezando por la burguesía, que pagaba encantada el pizzu, pasando por periodistas o intelectuales. Volviendo a Pla, mucho hablar del Seny, pero, cuando más falta ha hecho, no se le ha visto por ninguna parte. Tarradellas llegó demasiado tarde, Rius.
- ¿Estamos más cerca de ser el Ulster -dos comunidades enfrentadas- o Bélgica: dos comunidades que se ignoran?
Buena pregunta. Diría que una mezcla de ambas. Que existen dos partes enfrentadas es algo palpable y real. Que una margina e intenta ignorar que existe la otra, también, y lo digo por los separatistas, que solo creen que Cataluña es El Pi de Les Tres Branques, el Fossar de Les Moreres, el 1714 y Pilar Rahola, y no necesariamente por este orden. Soldar eso es muy difícil. Vienen años muy duros en todos los órdenes.
- Una última pregunta: ¿Lo de Manuel Valls cómo lo ve?
Es bueno que exista una candidatura constitucionalista, de amplio espectro y decidida a enfrentarse a todo tipo de populismos. Ahora, no comprendo como espera Valls y su equipo, básicamente maragallista, ganar con esa estrategia que mantienen. Pretender un pacto entre PSOE, PP y Ciudadanos es no saber en qué país estás, y ya no le hablo de aspirar a ser alcalde juntándose con Lliures, abominando de VOX o, según cuentan, queriendo incluir en la lista a personas como Montserrat Nebreda. A mí, que me lo expliquen. Y muy despacito. Porque preveo un tripartito entre Colau, socialistas y Esquerra. /Una entrevista de Xavier Rius.