El catedrático de derecho procesal Jordi Nieva ha justificado el segundo grado para los dirigentes independentistas presos, ha explicado que hay que aplicar la normativa "con extrema prudencia" para evitar un pronunciamiento del Tribunal Supremo al respecto y ha recordado que "el límite de la administración penitenciaria es no hacer ilusoria la condena".
Nieva, que ha participado este jueves en la tertulia en Els Matins de TV3, ha rebatido la argumentación de la mujer de Jordi Sánchez, Susanna Barreda, explicando que a pesar de la flexibilidad de la normativa, ésta "se tiene que aplicar con una extrema prudencia porque ya no estamos hablando de tribunales, sino de organismos administrativos".
"La flexibilidad a la hora de aplicar las normas es muy grande, lo que pasa es que en este caso se tiene que aplicar una extrema prudencia porque ya no estamos hablando de tribunales, sino de organismos administrativos y no podemos olvidar la trascendencia política tanto los antecedentes de sus decisiones" ha apuntado el catedrático. "El límite de la administración penitenciaria es no hacer ilusoria la condena, no hacer como si la condena no se hubiera producido, asumiendo que la condena está fuera de lugar" ha recordado.
"Si declaramos un tercer grado directamente, entonces ya no son competentes los jueces de Cataluña sino que quien es competente es directamente el Tribubnal Supremo. ¿Cuál será la reacción del TS ante una decisión de la administración penitenciaria que puede equivaler a decir que hemos puesto una condena de no se cuantos años y estos prácticamente ya están en la calle?" se ha preguntado Nieva.
La mujer de Jordi Sánchez, que ha participado en la tertulia con el catedrático, ha defendido que era posible aplicar el tercer grado a los dirigentes independentistas presos por los hechos del proceso. "Creemos que otra clasificación era posible", ha manifestado. "Pensamos que su situación podría haber tenido otra calificación, podrían haber estado en tercer grado desde ya, porque pensamos que muchas de las características ya las cumplen: tienen un entorno familiar y social acogedor, son capaces de encontrar otro trabajo, no son personas peligrosas y no hay riesgo de reincidencia" ha defendido.
